lunes, 22 de noviembre de 2010

Propaganda bolchevique

El sábado asistí en Salamanca el primer concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.

Vasily Petrenko, director
Ilya Gringolts, violín
Robert Schumann (1810-1856)
Concierto para violín y orquesta en Re menor
Dmitri Shostakovich (1906-1975)
Sinfonía nº 11 en Sol menor “El año 1905”, Op 103


Sobre el concierto de Schumann no tengo gran cosa que decir, sin embargo me gustó mucho la Sinfonía nº 11, será que debido a mi escasa formación musical las cosas deliberadamente estruendosas suelen gustarme, y aquí ruido, dicho sea en el mejor sentido, hay para dar y tomar, sobre todo si estás en la tercera fila.



También es cierto que hay pianssimos y que el contraste de estos con los fortissimos debe ser parte esencial de lo que el compositor pretendía expresar. Además la orquesta con su amplísima plantilla; vientos de todo tamaño, dos arpas, celesta, percusión al completo, me pareció que estuvo muy bien.

Ah, lo del título de post, viene por la clarísima intención de la obra. Como, por otra parte, se puede decir mucha de la producción de Shostakivich, y de la producción artística de la extinta URSS en general. Se ve que, contra lo que a veces se suele decir, libertad y excelencia artística no tienen porqué ir de la mano. Es más, seguramente si analizásemos la historia del arte veríamos que buena parte las obras maestras que en el mundo han sido no surgieron precisamente de la libre voluntad de sus creadores, sino más bien motivadas por algo tan prosaico como encargos, generalmente de los ricos y poderosos. ¿Dónde estarán los Medici de nuestro tiempo?

3 comentarios:

Atalanta dijo...

Casi toda la producción artística ha estado amparada o tutelada sea por el poder político, económico, religioso. Excepto esos artistas que se mueren de hambre, en cuanto se convierte en un medio de vida, tal vez ya no podamos decir que es el arte puro, en esencia.

El crusti dijo...

Los Médici de hoy (y de siempre)son las instituciones que subvencionan la cultura. Así nos va. No importa la calidad sino la afinidad.
Respecto a la música clásica: así como la ópera no acabo de digerirla, la música clásica sí. Pero me gusta más el Barroco que el Romanticismo. Bach, como no, a la cabeza.
Un abrazo
Santi

Phaeton dijo...

La cuestión es que yo creo que hoy no hay Médicis. Los ricos/poderosos de hoy en día suelen ser ignorantes e incultos, prefieren comprarse un Ferrai o un apartamento en Dubai. Carlos V tenía como su mayor tesoro cuadros de Tiziano, Felipe II se hacía acompañar siempre en sus viajes por el organista ciego Antonio de Cabezón, ambos gastaron cuantiosos recursos en mantener sus capillas musicales, una flamenca y otra española. Los Este de de Ferrara, los Gonzaga de Mantua, los citados Medici de Florencia o los Dogos de Venecia rivalizaban por ver quien tenia en sus cortes los mas esplendidos artistas; pintores, músicos, etc. Hoy Abramovich tiene un equipo de fútbol, esa es la diferencia.

De aquellas rivalidades, alimentadas ciertamente como las de hoy por la vanidad de los poderosos, salieron "Miguel Ángeles", "Rafaeles" o "Monteverdis". Hoy producimos "Messis" y "Cristianos"... y los llamamos genios.