sábado, 8 de agosto de 2009

Sur les Alpes de la France VIII

Para hoy sábado tocaba casi descanso y algo de turismo porque queríamos subir en el teleférico al glaciar que teníamos frente a la ventana del hotel, y había que hacerlo por la mañana, ya que por la tarde en la montaña son más frecuentes las tormentas.

El teleférico te sube en dos tramos desde los 1500 metros que esta La Grave hasta los 3200 del Glaciar de la Girose, íbamos en plan muy dominguero, con zapatillas y la única ropa de abrigo que teníamos, y no era cosa de ponerse a pasear por el hielo pero la verdad es que los glaciares son bastante impresionantes.




Después bajamos hacia Briançon pero mientras mi compañero se iba de compras yo iba a aprovechar a subir el Col du Granon, que no es muy famoso pero tiene la curiosidad de haber sido, con sus 2413 metros, la llegada más alta de la historia del tour, fue en el año 86 con victoria de Eduardo Chozas.

No es muy largo, 11,5 km, pero es una autentica pared con un desnivel de 1053 metros y una pendiente media por encima del 9%, tampoco es demasiado bonito y ni lleva a ningún sito porque la otra vertiente es un camino sin asfaltar, así que no es tan transitado como otros, pero desde luego dureza no falta.



Como a 1,5 km de la cima me empiezan a caer unas gotitas, pero claro a esa distancia no voy a darme la vuelta, así que llego arriba con el tiempo justo para hacerme la foto y empiezo a ver lo que se me viene encima.



Por el valle, desde el Col de Lautaret viene una nube opaca, yo he subido sin nada, ni manguitos ni chubasquero, pero tengo que bajar, una tormenta así a 2400 metros y en manga corta no es una cosa demasiado agradable. Comienza a llover de forma cada vez más intensa pero tengo que bajar muy despacio, porque con la carretera totalmente encharcada y porcentajes del 10% si se deja a la bici coger velocidad es imposible frenar sin irse al suelo, como a 2 km de llegar abajo la lluvia es tan intensa que la carretera es como un río, y tengo que parar y refugiarme en el porche de una casa hasta que la intensidad de la lluvia disminuye y puedo seguir hasta el pueblo que hay abajo donde llego justamente cuando deja de llover. Empapado, helado y también ligeramente acojonado me meto en un bar a tomar un café y llamar a mi compañero que venga a rescatarme.

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